UNA DE LAS CARTAS DE SAMUEL RUTHERFORD

A Marion McNaught


Carta #3

Cuando la esposa de Samuel Rutherford estuvo enferma

Marion McNaught fue nieta del vizconde Kenmure, casada a William Fullerton, Alcalde de Kirkcudbright. Fue una amiga cercana por vida de Rutherford. La manera en la cual él discute con ella las preguntas más profundas de la doctrina cristiana y la religión personal, además de los asuntos enredados de la Iglesia y el Estado, son evidencias suficientes de las dones y gracias excelentes de ella. Cuarenta y cinco cartas a ella quedan hoy en día.

el 17 de noviembre, 1629


Querida y amada hermana,
Si hubiera un tiempo de placer, ruegue al Señor por mí, ahora cuando estoy tan incómodo y tan lleno de pesadumbre, que no puedo sostenerme bajo la carga más. El Todopoderoso ha añadido en doble Sus llagas sobre mí, porque mi esposa está atormentada gravemente día y noche, que he pensado por qué el Señor espera tanto. Mi vida se me ha hecho agria, y temo que el Señor esté en mi contra. Es (como lo sé por la experiencia) duro de tener a Dios en nuestra vista durante una tormenta, especialmente cuando se esconde, para la prueba de Sus hijos. Si le place de quitar Su mano, tengo el propósito de buscarlo más de lo que he hecho. Benditos son los que pueden ganar con sus almas. Tengo miedo de Sus juicios. Bendigo a mi Dios que hay una muerte y un cielo celestial. Me fatigaría comenzar de nuevo como cristiano, tan agrio es de tomar de esa taza que Cristo tomo, si supiera que no hubiera veneno en ello. Ore a Dios que no guié a mi esposa a tentación. Infortunio está en mi corazón, que he hecho tan poquito contra el reino de Satanás en mi llamamiento; porque no le faltaría tratar de hacerme blasfemar a Dios en Su cara. Creo, creo, en la fuerza de Él quien me ha puesto en Su obra, él fallera en lo que busca. Tengo consuelo en esto, que mi Capitán, Cristo, ha dicho, que tengo que pelear y vencer el mundo, y con un diablo débil, desposado, y sin arma, ‘el príncipe de este mundo viene pero no tiene nada para mi‘. Pídele al sr. Roberto que se acuerde de mí, si me ama. La gracia, la gracia sea contigo y todo los tuyos. Acuérdate de Sión. Mantén firme lo que tienes que ningún hombre te quite la corona de ti. Que el Señor Jesús esté con tu espíritu.
Desde Anwoth, el 17 de noviembre, 1629
Samuel Rutherford

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